La influencia de la alimentación en el cuidado de nuestra piel
La mayoría de las personas asocian la aparición de arrugas únicamente a factores como la edad, la genética o la excesiva exposición solar, olvidando otro factor determinante: el consumo de azúcar.
Actualmente, la industria trabaja a conciencia en la transformación de los alimentos en sustancias más seguras y atractivas para la población. Estos procesos, combinados con la sobrenutrición o una nutrición inadecuada, contribuyen a la formación de compuestos avanzados de la glicación (AGEs) y lipoxidación (ALEs). La glicación no enzimática o glucación es una reacción química en la que los azúcares, principalmente la glucosa, reaccionan con las proteínas formando productos de glicación precoz. Es decir, el azúcar proveniente de carbohidratos, al encontrarse con las fibras de colágeno y elastina, se adhiere a ellas volviéndolas rígidas y haciendo que nuestra piel pierda su aspecto joven y elástico, viéndose más envejecida y arrugada.
El control de este proceso pasa, en parte, por el establecimiento de medidas dietéticas que contribuyan a eliminar la ingesta de AGEs y ALEs derivada de los alimentos procesados, así como evitar la aparición de estos compuestos a través de la mejora de los procesos tecnológicos aplicados en la industria alimentaria. Sin embargo, no debemos caer en el error de creer que cualquier tipo de azúcar es perjudicial. No es lo mismo la fructosa presente en la fruta o la lactosa presente en productos lácteos, que funcionan como fuentes sanas de energía, que los azúcares refinados que encontramos en salsas o bollería industrial.
Reducir los azúcares refinados apostando por el consumo de alimentos crudos como frutas y verduras ricas en compuestos antioxidantes ayuda a reducir la producción de proteínas glicosiladas. Estos alimentos contienen polifenoles, selenio, zinc, vitamina C o tocoferoles que podemos incluir en nuestra dieta a través de la ingesta de:
- Espinacas: ricas en antioxidantes, vitaminas, hierro y magnesio.
- Frutos secos: ricos en antioxidantes, especialmente nueces, almendras, cacahuetes y pistachos.
- Kale: fuente de vitaminadas y aliada contra el colesterol.
- Uvas rojas y frutos rojos: contienen flavonoides y alto poder antioxidante.
- Brócoli: rico en vitamina C que ayuda a la formación de colágeno.
- Aceite de oliva: fuente de ácido oleico, vitamina E y polifenoles.
- Chocolate negro: rico en polifenoles y flavonoides.
- Azafrán: gran antioxidante, incluso a bajas concentraciones.
- Guisantes: fuente de fibra y antioxidantes.
- Ajo: fuente de antioxidantes.
- Remolacha: rica en antioxidantes.
- Legumbres: fuente de zinc, magnesio, hierro y vitaminas del grupo B.
- Zanahoria: rica en vitamina A.
- Tomate: rico en vitamina A y C, y vitaminas del grupo B.
- Cebolla: rica en vitaminas A y B, y magnesio.
- Pimientos: ricos en antioxidantes.
- Coliflor: fuente de fibra y antioxidantes.
- Algas marinas: ricas en Omega 3.
- Aguacate: rico en antioxidantes, ácido fólico y potasio.
- Manzana, granada y pomelo: muy ricas en antioxidantes, aunque podríamos incluir cualquier fruta.









